jueves marzo
azulado,
dios marzo cósmico,
eterno marzo
maquilishuatico
libre marzo
romeriano.
Conocí el miedo
profundo en mis manos dormidas y mi piel inerte sin darme cuenta.
Ella es un maquilishuat que creció infinito en una noche de marzo
como abrazando mi tiritado corazón, abarcándolo todo, acabando con
siglos de creencias y dogmas, poniendo frente a mi vida la vida misma
tal como es, así, desnuda sin pudor, matando de a poco el miedo y
las esperanzas cliché, las románticas, las trilladas, las
sobrevaloradas, las estériles; dándole sentido a todas las
imágenes atrapadas: el pan con casamiento en la noche fría, al
tatuaje marca que condena en una sala de espera, las esposas
esclavizando también la bolsa de suero, la diarrea que provocadora de gritos y regaños... todo lo que ahora duele con la piel, dolorcito perenne que va de a
poco serenando esta alma inquieta.
Conocí el abrazo
físico de quien abrió la ventana y saludó en el lecho de
transformación del amor de mis amores, diciéndome: estoy aquí.
Conocí el dolor más
inmenso un marzo, este que se me quedó clavado y me invita a
fecundar cada flor con cinco pétalos de piel cómo esas que nacieron en las
plantas de sus píes una noche de marzo.
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