Que razón tenían las burlas
al compás de mi voz
pronunciando tu nombre
sin grito de libertad
ni bandera empuñada en el abrazo.
Y sin embargo,
valés las batallas,
valés los infiernos
y la bala perdida que viene por mí.
No tengo más patria que vos
ni viento,
ni ríos,
ni volcanes
ni grietas tan mías como tus cicatrices.
Reconstruyamos la bandera perdida
y prendamos fuego a la paja que se acumuló.
No sos el sueño que sueño, todavía.
y sin embargo,
sé que sos,
y eso es demasiado.
Yo te quiero.