miércoles, 29 de octubre de 2014

enero, 1932

Sangre en tierra
de café deprimido
hormigas campesinas,
por las ramas del árbol aquel,
sudan la ganas de llegar a Feliciano
que se transformaba en pájaro.

Genocidas desquiciados
esculpiendo una cruz
de raíces que destruyendo van
¡Carajo, es la mamita que nos parió!.

Dolor una semilla
que ha de germinar
cultura,
raza,
ciencia,
y los dioses que vuelven
todos los días desde entonces
con el canto del torogoz en náhuat:
"mil novecientos treinta y dos..."
Amor que renace del fuego, cicatriz.

Cicatriz.


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