miércoles, 26 de agosto de 2015

Nocturna

Es la noche que se gusta tanto en ella
tan infinita como efímera
atravesándose por los ojos del inquieto
que no sabe conciliar el sueño
caminando de la mano de los grillos por las paredes de su cuarto
no hay sabana le que incite a perderse el momento
- ¿de ver pasar un cometa?
- No, de tocarle la piel a la andrómeda, cómo mínimo,
que le ha prometido pasar después de la llovizna
no hay reloj ni tiempo
solo el beso azul oscuro de allá afuera
donde pululan las estrellas escondidas en ese cielo medio apenado
ahí donde no alcanzaron las cadenas
y no rasgan las alas
ahí bulle el silencio que fascina,
el silencio que me fascina
mientras todo duerme.

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