sábado, 23 de agosto de 2014

En sentido horario

Amanece,
andando aprisa por las calles,
con la mirada perdida
para ser un poco más feliz,
intentando ignorar el malestar compartido,
y también al que vende dulces en el bus,
y al que limpia parabrisas en los semáforos.

Mirando el reloj cada diez minutos
siempre aprisa
para llegar más o menos a tiempo a todas partes
con manifiesta apatía
a lo que sucede día tras día
en el trayecto de ida
en las misma calle, en la misma acera.

Parece que lloverá,
habrá que ir más aprisa;
es inverno,
las gotas traen un aroma diferente cada vez,
son quizá, las flores que lanza
el cielo a un pueblo
en homenaje a la muerte que se intuye
como una rutina.

Cae la noche,
andando aprisa por el mismo camino
en sentido contrario
digiriendo la esperanza ajena
de los que van en paralelo
- aprisa, muy aprisa -
que no se dejan vencer.

Camina un poco más lento
pensando en el nuevo amanecer
en el que saldrán todos
esperando que el día se deje acariciar,
y, quizá, hasta se deje mejorar.


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